A quién le importa la infidelidad de Tiger
Hasta hace poco, Tiger Woods era un modelo de virtud, más bueno que un héroe de telenovela, Ãntegro hasta el tedio; ahora lo presentan como un monstruo, un fornicador, un traidor a su esposa, su deporte y su raza, un mentiroso y un hipócrita.
Pamplinas. El héroe de ayer era falso, sÃ, pero también lo es el traidor de hoy.
¿Adulterio? ¿Múltiples relaciones con mujeres ligeras de cascos? ¿Por qué a mucha gente le parece aceptable en el vecino del primer piso o el primer ministro de Italia, pero un pecado horrible cuando lo hace el primer golfista del mundo?
El adulterio de Tiger Woods deberÃa ser un problema para él y su esposa, en primer lugar, asà como una oportunidad para las otras protagonistas de la traición privada.
¿Por qué deberÃa preocuparle al público en general, más allá del placer vicario de espiar la vergüenza de los famosos?
La respuesta, claro, es que el señor Woods, a diferencia de muchos otros deportistas, se estaba haciendo multimillonario por sus mentiras, antes que por sus hazañas.
Por supuesto que su rendimiento en los links le ha dado millones en premios, pero la mayor parte de sus ingresos ha sido por la explotación de su imagen de hombre de familia, leal y transparente como el agua clara.
No es, entonces, la mojigaterÃa del público lo que ha hundido a Tiger Woods, sino la indignación de la gente común al descubrir, una vez más, que le habÃan vendido gato por liebre, que los medios de comunicación habÃan fabricado una ilusión.
En esto Tiger Woods tiene una responsabilidad relativa. SÃ, ha mentido, pero es la mentira que "todos" esperaban de él: sus agentes, sus patrocinadores, los periodistas que sólo debÃan encabezar un artÃculo con las palabras "Tiger Woods me ha dicho..." para estar seguros de ser leÃdos y de ganarse el respeto de sus editores.
Los atletas son atletas dentro y fuera del campo de juego, dentro y fuera de la cama.
El adulterio, particularmente en un marco machista, es un problema común. El golf profesional, por sus caracterÃsticas, es la actividad ideal para las aventuras: el esfuerzo fÃsico no tiene la intensidad de otros deportes, las chicas son discretas... bueno, al menos mientras no les convenga pregonar la conquista a los cuatro vientos.
En deportes de equipos es más complicado. Jugadores de ´Úú³Ù²ú´Ç±ô o de baloncesto deben ajustarse a una disciplina colectiva, están más vigilados, más controlados.
La soledad suele ser un tentación para los golfistas, como lo es también para los tenistas. Hablamos, por supuesto, de los atletas que están viajando constantemente.
Muchos se preguntan por qué Tiger Woods corrÃa tantos riesgos. ¿Acaso no se daba cuenta del peligro?
Esta es otra reacción superficial. Lo cierto es que el riesgo, el peligro, suele ser uno de los atractivos más fuertes en una aventura sentimental. O el más atractivo, tal vez.
Los psicólogos suelen hablar del Complejo del ParaÃso, de personajes famosos que, en el fondo del alma, creen que no merecen todo lo bueno que están viviendo. Y entonces, inconscientemente, tratan de destruir su buena fortuna, aunque al mismo tiempo, en un plano más consciente, se esfuerzan en proteger sus privilegios.
Cuando hay mucho dinero en juego, esta contradicción puede hacerse muy pesada.
De modo que a muchos, comenzando por el propio deportista, le convenÃa mantener la mentira: daba de comer a mucha gente acostumbrada a digerir banquetes chinos.
Las agencias de publicidad no pueden resistir la tentación de presentar a un campeón deportivo como un superhombre ético, un modelo intachable.
Y es asà como llegan las sorpresas desagradables.
¿Han visto últimamente algún aviso de esos de afeitadas protagonizadas por Tiger, Thierry Henry y Roger Federer?
Ya no los verán más, porque las circunstancias (recuerden la mano "tramposa" de Henry) han dado a esa serie de avisos una connotación negativa, de infortunio.
Los comentaristas de todo pelaje se han preguntado si Tiger Woods volverá a ser el mismo, si podrá recuperar el gran nivel que lo convirtió en el mejor golfista de la historia. Y con el nivel, los grandes ingresos por publicidad que acarrea.
En realidad, como señaló el psicólogo deportivo Bob Rotella, la pregunta pertinente no es esa, sino otra: ¿tendrá ganas de volver, tendrá la motivación para pisar nuevamente un green, sabiendo que si no supera claramente a sus adversarios todos pensarán que ha fracasado?
Y el fracaso, en el caso de un deportista, se parece mucho a la impotencia sexual en cualquier hijo de vecino.
De Casanova a impotente sólo hay... un paso. Lo mismo de campeón a comparsa.
Y ahora hablemos de otro atleta.
En inglés, el verbo "to score" significa, entre otras cosas, "marcar un tanto, un gol" y también "anotarse una victoria sexual".
Tiger Woods estaba acostumbrado a utilizar el verbo con estos dos significados.
El futbolista hondureño Maynor Figueroa, del Wigan Athletic, reivindicó el sábado la primera acepción, en el partido ante el Stoke City: marcó de tiro libre desde su campo. La pelota voló 55,6 metros en 2,63 segundos. Gol, felicidad, aplauso.
El partido terminó 2-2. El gol de Figueroa fue el último del partido.
Figueroa no está habituado a marcar goles, "to score" en la cancha: esta fue la segunda vez que lo hace en 58 partidos en el Wigan. Lo recordará toda su vida.
Sobre el otro significado de "to score", sobre las hazañas sexuales de Figueroa, no se interesa nadie, fuera de él mismo y su pareja, o al menos eso esperamos y deseamos.
ComentariosAñada su comentario
El problema es la idolatrÃa de una sociedad que adora a algunos seres humanos como semidioses y cuando esos hombres se prestan en complicidad con otros a representar ese papel, quedan atrapados de por vida esclavizados en su mentira. Solo vale la pena ser idealizados cuando no se miente, pero la sociedad busca desesperadamente figuras reales que les devuelvan una perfección imposible de alcanzar. Se puede ser grande, genial, insuperable en alguna faceta de la vida, y en otras ser completamente mediocre. Y es muy triste que en el caso de Tiger Woods, su mediocridad se haya llevado por delante sus aspectos grandiosos, pero ese es el precio de prestarse a la idolatrÃa cuando está basada en un engaño.
He leido tu comentario y piemso que tu actuas como aquellos que lo critican.Todas esas grandes corporaciones de la etica fabricada.Si no heres un moralista ,lo aparentas en tu comentario por que a quien le importa "Las historias de cama"solamente tu articulo responde a la misma linea de aquellos que buscan ser mas con la tragedia de otros pero mas que eso ;Quisiera preguntarte algo.
Eres tu tan buem periodista como el buem golfista,que tiene que ver la raza cuamdo todos somos humanos y estamos espuestos a cualquier error diariamente en nuestras vidas.TU comentario es superficial,rebanchista y egoista.
Creo que Tiger es un Gran deportista, Creo que el problema lo tienen las grandes compañÃas de consumos de doble moral, y la Sociedad Norte-Americana que se escandaliza por la vida privada de un deportista pero es el mayor productor y consumidor de porno del mundo.
¡Oye Tiger haste Latino¡¡¡¡
Estiamdo Lalo ya que tu tienes mayores oportunidades de ser Leido por Tiger esta es la recomendacion que me gustaria que le hicieras, a fin de que pueda pasar por este momento tan dificil de una forma tranquila. y no vayan a creer que esta recomendacion carece de logica sino preguntelen a Silvio Berlusconi o Fernando Lugo quienes a sufrido escandalos relacionados con el sexo mucho mayores a los que actualmente tiene Tiger y ahi se encuentran tan campantes en sus respectivas posiciones.
PD: Soy Latinoamericano por si piensan que estot menospreciando a la gente de raza Latina.
A quien le importa que tiger haya engañado a su esposa! eso es lo de menos mientras siga siendo un deportista de su altura. Me parece vano criticar a un deportista como él por eso.
Es tan brutalmente injusto que la vida privada de una persona sea usada para acabar con una carrera profesional extraordinariamente brillante. La demagogia tan repugnante de quien le critica deberÃa hacernos reflexionar sobre en qué nos estamos convirtiendo, una sociedad hipócrita y deseosa de sangre.
Un saludo.