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Gandhi, el político que quería ser santo

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Miguel Molina | 2008-02-01, 16:16

ghandi_body_afpy.jpgEl treinta de enero de hace sesenta años fue viernes. Al anochecer en Nueva Delhi porque la lluvia rondaba desde hacía días y estaba nublado y soplaba una ligera brisa húmeda del noroeste.

El periodista Nathuram Godse estaba esperando. Lo vio venir con dos niñas de la mano, de sombrero y sandalias, caminar por el sendero de arena, subir al pabellón donde oraba, lo saludó, y le disparó tres veces. Momentos después Gandhi estaba muerto. Casi dos años más tarde, un martes del que nadie tiene memoria, colgaron a su asesino.

Y a la distancia y con el tiempo que ha pasado, uno se pregunta qué pasó con el legado de Gandhi.

Pongámonos profundos. La respuesta breve es que no mucho. El hombre se convirtió en leyenda, es decir en material de libros, en sujeto de discursos, en figura de monumentos, en nombre de calles y avenidas o bibliotecas y librerías y centros culturales, y hasta de una película que hace veintitantos años ganó premios.

La respuesta larga es que unos olvidaron su vida y otros no se molestaron en aprender de su obra. Pero lo que ocupa estas reflexiones es el afán de recordar y no la presunción de saber…

Virtud y ejemplo especiales

Lo que pasó es que Gandhi fue un hombre santo. Había vivido en el mundo y lo había visto y pensó en él y encontró la verdad y el amor que a veces esconden las religiones. Le preguntaban si era hindú y respondía que sí, que era hindú y judío, musulmán y budista y cristiano.

Un hombre así busca la verdad y se encuentra a sí mismo, y además encuentra su parte entre todo y entre todos. Y aquí tenemos que aceptar que la búsqueda de la verdad y de sí mismo no son actividades naturalmente políticas.

Por eso Gandhi fue un político atípico, extraordinario.

Si algo aportó a la vida pública en el más amplio sentido fue la idea de que la vida personal es importante para la existencia colectiva.

Su interés por la cosa pública venía de su espíritu religioso, que lo hacía atender las asuntos de este mundo. Gandhi veía su capacidad de liderazgo como fruto de un servicio leal y consciente porque “un hombre no puede descartar su liderazgo ni puede cambiar el color de su piel”.

Poder y fuerza

Gandhi –quien se consideraba un político que trataba de ser santo- tenía el poder de las ideas contra la fuerza de los actos, como pocos (y tal vez ninguno) de los líderes que conocemos.

Pero en todo caso era un santo y un político de profunda conciencia nacionalista que veía la necesidad de cambio no sólo en la actitud de las personas sino en la forma en que las personas se relacionaban unas con otras.

En esas relaciones, decía, puede haber siete pecados sociales: política sin principios, riqueza sin trabajo, placer sin conciencia, conocimiento sin carácter, comercio sin moral, ciencia sin humanidad, adoración sin respeto.

Quizá la visión gandhiana del mundo no se entiende desde una perspectiva occidental porque la política que nosotros conocemos tiene que ver con el poder de algunas personas y no con el bienestar de todos.

Gandhi buscó nuevas formas de organizar la vida pública. Llegó a proponer la desaparición del Partido del Congreso y del Congreso mismo, y al parecer un día antes de su muerte había terminado un documento en el que proponía que la constitución convirtiera al legislativo en un cuerpo de trabajo voluntario.

Resistencia pacífica

Eran nuevas formas de hacer viejas cosas. India -una nación recién nacida y a la vez antigua- aceptó como propias las ideas y el proyecto que proponía el abogado que se volvió santo que se volvió político.

La idea de la resistencia pacífica –de profundas raíces religiosas- fue adoptada como un medio, pero fue la lectura equivocada porque la resistencia pacífica implica la paz y no la confrontación.

Uno entiende mejor en qué se equivocaron los políticos occidentales que trataron de imitar el ejemplo de Gandhi cuando piensa en quienes hoy invocan irreflexivamente a Dios en cualquiera de sus nombres para causar muerte y destrucción, porque cualquiera sabe que un religioso no es un santo.

Sobre todo porque cualquiera sabe que ningún político quiere ser santo. Y porque ningún político de los que conocemos puede ser santo.

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 07:07 PM del 01 Feb 2008, Concepcion ó:

    Desde que desaparecio "La columna de Miguel" en 鶹ҳ Mundo, no habia logrado encontrarme con sus comentarios, Lo felicito por el periodismo valiente, imparcial, de profundo analisis y humanismo que ejerce; espero poder seguir leyendolo, aprendiendo y recreandome en ese camino que abre a la inteligencia y al espiritu a mi avanzada edad de 84 anios.

  • 2. A las 04:58 AM del 02 Feb 2008, roberto torres collazo ó:

    Soy Católico practicante, pero creo firmementente que que Gandhi fue un santo. ¿Por qué?. Porque promovió con su ejemplo y su prédica el amor, la compasión, la unidad entre las religiones de manera singular inspirado en el verdadero bien. Verdadero bien que no es otro que Dios.

  • 3. A las 02:55 PM del 02 Feb 2008, Ricardo Peña y Lillo Valenzuela ó:

    Sin duda el autor vibra con los principios señalados, como me ha ocurrido al leerlo, sintiendo como si mi pensamiento derivase del mismo origen.

    Tiene razón el autor, en que la obra de Gandhi ha trascendido más asimilado a la bondad de su inspiración que a la difusión de su pensamiento. Tal vez sea, porque más que un pensamiento teórico, lo esencial es una actitud de permanente “buena fe”. Y eso se ha comunicado, más que con palabras, con su imagen humilde de actitudes ponderadas y deferentes. Pareciera que el mensaje fuese más universal con la sola imagen. Es como si el pensamiento pudiese ser extraído de ella en cualquier idioma.
    Toda acción trasciende, por desconocida que sea. La actitud de Gandhi se ha difundido en las personas, aportando esa cuota de cordura que requiere una convivencia armónica. El artículo mantiene viva esa esencia.

    Ricardo Peña y Lillo Valenzuela

  • 4. A las 05:51 PM del 02 Feb 2008, Vanessa Romero - Honduras ó:

    Los santos son personas como tu o yo que decidieron vivir contra corriente, tenían las mismas tentaciones puesto que éran humanos con la misma capacidad de enojarse, frustrarse, agredir, mentir... con la diferencia que se arman de coraje y tratan de no caer, NO son perfectos, pero no se conforman con admitir ello. Creo firmemente que hay más cosas que nos unen de las que nos separan, y que todos podemos ser Santos si nos lo proponemos... yo me lo propuse hace años y no hay día del mundo en que no me cueste dejar la comodidad de esperar que las cosas sucedan por sí solas... o en espera que alguien más las haga.

  • 5. A las 08:41 PM del 02 Feb 2008, johana ó:

    Lamentable que en la vida actual no exista ningún político ni con la mínima candides de Gandhi. Que dolor que todo en la politica sea avaricia y poder; sin importar el dolor ajeno. Muero de tristeza y mucho más cuando pienso en mí país Venezuela: cómo nos vino a caer la plaga con éste dictador (agazapado), adicto al poder, loco por guerra.
    Gadhi que pena que no estas vivo para que dieras un curso intensivo (aunque sea por internet) a estos hombres y mujeres que dicen ser políticos!
    Que desgracia la politica, que desgracia.

  • 6. A las 02:04 AM del 03 Feb 2008, Gerardo E. Dulzaides ó:

    Gracias amigo Miguel; por sus conocimientos, su humanidad y su espìritu reflexivo. He leìdo su trabajo sobre Ghandi, y he aprendido sobre Ghandi con Ud. en unos minutos, más que lo que he leìdo sobre ese gran hombre en toda mi vida.

  • 7. A las 05:13 AM del 03 Feb 2008, gustavo cabrera ó:

    Gandhi fue un hombre, semi santo o santo segun,la filosofia de cada persona,pero lo claro es que fue un lider e intelectual distinguido,y ademas amante de lo religioso en su conjunto, y defensor de la libertad, igualdad y fraternidad.Entre sus tantos aciertos, fue el de la division politica de la India(India-Paquistan),que hoy dia por no haber dado oidos al Mahat opositor a dicho partimiento,es que siempre estan en una tencion los dos pueblos, militar,religiosa,e inclusive nuclear involucrando a toda la humanidad.El articulo es muy bueno,y nos hace relexionar.

  • 8. A las 12:02 AM del 04 Feb 2008, Miguel ó:

    Quisiera ver a un Gandhi en Bagdad, convenciendo a los estadounidenses a dejar el país y a los iraquíes a vivir sin violencia.
    Quisiera ver a un Gandhi convenciendo a Fidel Castro a dejar el poder y convocar a elecciones libres sin la interferencia de ningún otro país.
    Quisiera leer en 鶹ҳ que Gandhi convenció a Osama Bin Laden a renunciar al terrorismo internacional.
    Cuanta falta hace un Gandhi en Cachemira, en Chechenia, en Kenia.

  • 9. A las 02:05 AM del 04 Feb 2008, Ismael Pereira ó:

    Estoy de acuerdo con todos los coementarios respecto a las bondades y cualiades de Ghandy, inclusive yo mismo no encuentro personaje semejante, es sencillamente incomparable, sin embargo no estoy de acuerdo con aquel criterio de que QUERIA SER SANTO, esta frase y este criterio son cristianos y no guardan relacion con las acciones de este gran fiolosofo. Estoy seguro que si Ghandy estuviese vivo refutaria esta aseveracion de QUERER SER SANTO, no lo hubiese aceptado, POR FAVOR NO COMPAREN A UN SER REAL CON UNA CREENCIA IDEAL como si todos aspirarian a ser cristianos....

  • 10. A las 09:07 AM del 04 Feb 2008, Ricardo Peña y Lillo Valenzuela ó:

    En un mundo en globalización, la racionalización de los contenidos religioso-culturales es clave para la natural integración y coexistencia armónica entre culturas diversas.

    Se trata de un proceso de re-pensamiento de las doctrinas, desde su inspiración, en busca del sentido racional, que las libere del exceso de sacralización. Ocurre que el rigor por preservar los contenidos doctrinarios a través de las generaciones, conduce frecuentemente a consolidar como esenciales las formas y accesorios simbólicos por sobre el contenido profundo que les da sentido. (El apego a la letra de los escritos, termina contradiciendo el espíritu que los inspiró)

    Es lo que habría percibido Gandhi cuando aseguraba pertenecer a todas las religiones. Es obvio que se refería a la esencia del pensamiento religioso, en cuyo nivel hay plena coincidencia. También alude a que siendo diferentes los símbolos didácticos propios de cada cultura, el distinguir las coincidencias de fondo permite la aceptación respetuosa de esas diferencias de forma.

    Sería un error que extinguiría las religiones, el que reforzasen la enseñanza de los misterios incomprensibles que las dividen, en lugar de las esencias que las unen. Sería optar por la dominación de conciencias sumisas, adiestradas para refugiar lo ignorado tras la palabra “fe”. De seguidores así deriva la propensión al fanatismo y la violencia.

    A diferencia, el descubrir el sentido racional de los símbolos religiosos, hace prescindible las creencias, puesto que dejan de ser irracionales. Cuando es comprensible el sentido, la aplicación práctica de sus enseñanzas alcanza el ámbito político y el cotidiano. Esto es, las personas estarían concientes que una permanente actitud de sano espíritu es el método que construye armonía social.


    Ricardo Peña y Lillo V.

  • 11. A las 11:43 AM del 04 Feb 2008, Miguel Molina ó:

    Don Ismael:

    Le recomiendo que lea bien lo que escribí. Fue el propio Gandhi quien dijo que era un político que quería ser santo, no yo. Y los santos no son sólo cristianos, aunque la religión se haya apoderado de conceptos de otros, que consideraban santo a quien tuviera virtud y ejemplo especiales.

    Gracias por el comentario.

    Miguel Molina

  • 12. A las 03:39 PM del 04 Feb 2008, Juan Antonio González ó:

    Si Gandhi viviera hoy, habría sido condenado a muerte en Estados Unidos.

    En Israel, habría pasado décadas encerrado en una oscura mazmorra.

    Por lo menos eso es lo que percibimos en gran parte del mundo.

    Mal que mal, fue asesinado por un fanático que no creía en la convivencia entre religiones y pueblos distintos.

  • 13. A las 09:09 PM del 06 Feb 2008, Ricardo Peña y Lillo Valenzuela ó:

    Don Juan Antonio González (12):

    El tema hoy va más allá de incentivar o resistir la integración entre culturas, puesto que es algo que está ocurriendo de hecho.

    La cuestión es que la coexistencia no nos sorprenda encasillados en apariencias irreconciliables. La solución está en entender con razones, en lugar de aferrarse a creencias infundadas. Así se podrá debatir, entenderse y compartir.

    Toda religión que promueva el bien, debe asumir responsablemente la tarea de enseñar la razón que sostiene cada uno de sus símbolos. El bien es la antítesis de la violencia que deriva de la irracionalidad.

    Ricardo Peña y Lillo V.

  • 14. A las 03:50 PM del 08 Feb 2008, mirta molina ó:

    Ghandhi fue un hombre, como unico, no se repiten muchas veces, pero es lo q todas las personas tendriamos q ser, para poder renovar la faz de la tierra, como pide la invocacion al E spiritu Santo.

  • 15. A las 09:36 PM del 08 Feb 2008, Paolo ó:

    Creo que el papel de político le quedo muy corto a Ghandi , conociendo sus experiencias en Sudafrica ,trazó su funciónes profesionales con las de político ligadas estrechamente por una religión en servicio profundo.

  • 16. A las 12:04 AM del 09 Feb 2008, sergioMorales ó:

    No es un santo, si que fue un hombre humanitario; que vio a su pais sumiso,y esclavo de los ingleses, solamente con no consumir productos de los extranjeros, y rechar la violencia con la paz y no aceptar soborno los acabo, pero atrazo el progreso de su pais; eso los hizo libre de todo consumismo, que estamos acotumbrados, los paises industriales y los paises, latinoamericanos, creo que Gandi no busco, satisfacer su placeres, y su poder, personal, sino que predico con el ejemplo de ser un funcionario que servia al pueblo, y no servirse del pueblo.

  • 17. A las 07:41 AM del 20 Feb 2008, Ricardo Peña y Lillo Valenzuela ó:

    UNA PARADOJA DE PAZ:
    ¿EJÉRCITO O RELIGIÓN?

    Recientemente el ejército de los EE.UU. ha editado un “manual para ganar la paz”. (鶹ҳ Mundo 9-2-08)Ocurre que las heridas de la guerra impiden consolidar la paz en medio de un incremento de las guerrillas.

    Eso significa que las nuevas “armas” que dotarán a los soldados, serán su preparación en el idioma y en la cultura local. La idea ya no es destruir sino comprender y ganar de este modo “los corazones”.

    ¿Lograría una mutua comprensión un soldado que llegue enmarcado en su doctrina materna empeñado en “convertir” infieles hacia su religión? Sin duda no es ese el procedimiento razonable. Tampoco sería honesto ni creíble el fingirse “creyente” de la religión extraña. El auténtico respeto por las culturas en su diversidad, funda primero en entender racionalmente la propia; de ese modo se podrá sentir próxima también la cultura ajena, distinguiendo lo esencial, de lo superfluo. La razón (auténtica y honesta) es la moneda común para el entendimiento.

    Grandes revoluciones tecnológicas han derivado de tácticas y tecnologías de guerra. No sería extraño que esa necesaria mutación que racionalice las religiones para adaptarlas a la integración que requiere un mundo globalizado (que he planteando antes) se concrete como consecuencia de una práctica militar antes que por la voluntaria acción desde las religiones mismas, que sería lo lógico.


    Ricardo Peña y Lillo V.

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