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Divagación sobre gobiernos y mercados

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Miguel Molina | 2008-05-23, 12:28

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Como era domingo y había comenzado a trabajar temprano decidí comer pizza en el lugar de siempre. Entré, me senté, pedí una pizza y me dí cuenta de que frente a mí estaban David Cameron, el líder del Partido Conservador del Reino Unido, su esposa, sus hijos y los amigos de sus hijos y la amiga de su esposa.

Nos saludamos y nos ignoramos durante el resto de la comida. Cuando se iba, Cameron bebió de pie el vino que quedaba en su copa y se disculpó por el bullicio de sus hijos. Tuve ganas de decirle que el poder sería suyo si proponía un gobierno que tomara en cuenta a las personas, pero no le dije nada y nos despedimos con un movimiento de cabeza.

En el fondo uno sabe que los políticos que ofrecen lo que los pueblos quieren son los que ganan el poder y lo mantienen hasta que viene alguien que ofrece otra cosa o la misma cosa pero de diferente manera.

Otros políticos los llaman populistas. Y usan la palabra adecuada -como quería Flaubert- en el sentido equivocado, aunque de muchos modos se prestan a disquisiciones como la que estoy a punto de escribir y algunos están a punto de leer.

De las personas a las ideas a los intereses

Hay gobiernos, aunque no muchos, que hacen lo que dijeron que harían. Hay gobiernos que hacen lo que pueden con lo que tienen. Hay gobiernos que dicen que harán sin la menor intención de hacer nada. Hay gobiernos que no dicen ni hacen ni dejan decir ni dejan hacer.

Hay fuerzas que rebasan a los gobiernos y el mercado es una de ellas. Los gobiernos dejaron de pensar en las personas para concentrarse en las ideas y terminaron por ceder a los intereses.

Lo que se vino abajo en la última década del siglo XX fue una forma de ver el socialismo representada a gran escala por la Unión Soviética, pero no la posibilidad de que una nación se organice en busca del bien común, que nada tiene que ver con la propiedad.

Lo que quedó fue una idea del capitalismo representada a gran escala por los mercados que de cuando en cuando cobran vida propia, fuera del alcance de quienes los crearon y los fomentan y los rescatan cuando la realidad sacude las instituciones.

No sabemos en qué pensaba Adam Smith cuando planteó los principios del crecimiento mediante el comercio.

Sabemos que se le considera el creador de la Economía y que fue el primer globalizador porque el énfasis de su idea estaba en la empresa, en el derecho y sin duda la obligación del capital de llevar la producción a países donde los costos fueran menores. La gente que se joda.

A fin de cuentas

La cosa se complicó tanto que resulta difícil saber quién es quién y qué tiene. La banca y otros servicios son prácticamente internacionales aunque haya países en los que parezcan otra cosa, pero todos sabemos que la industria que está en todas partes no está en ninguna.

Así que a fin de cuentas ni gobierno ni mercado son confiables.

La verdadera imagen del mercado es un oasis del Serengeti donde los búfalos se refrescan al amanecer después de una noche de rugidos de león, risas de hiena y sonidos de animales grandes y de otros.

Basta un sacudimiento, un aleteo, un silencio, para que las bestias reaccionen con temor que se convierte en miedo que se vuelve pánico y salgan corriendo sin fijarse, y allá los leones que se coman al más lento o al más confundido.

Un búfalo asustado no tiene razón, aunque tampoco la tiene cuando está en calma y disfruta. En eso los búfalos también se parecen a los gobiernos. Y quién podrá salvarnos y salvarse de semejante cosa.

No he vuelto a ver a Cameron ni a comer pizza. Pero no importa: para eso sirven las divagaciones.

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 01:29 PM del 25 May 2008, Juan José ó:

    Adam Smith hacía consideraciones éticas también. No sería justo presentar su pensamiento como carente de humanidad.

  • 2. A las 01:14 PM del 29 May 2008, jose manuel espinosa de los monteros perez ó:

    Hola amigo,
    Trataré de ser escueto.
    Cuando la URSS se desplomó, Latinoamérica dejo de ser una amenaza para los gobiernos y economías de America y Europea.
    China comprendió que primero debía hacer una revolución económica porque vio en Rusia la exigencia de una serie de normas de convivencia y conducta previas a la democracia.
    Europa, EEUU, India, China y Latinoamérica han experimentado un desarrollo económico exagerado. (Te digo Latinoamérica porque la comparo con la de inicios de los 80’.)
    Pero la incorporación al tren del desarrollo de la extinta Unión Soviética, China e India ha sido la determinante de que el mercado crezca y demande más combustible, grano y, lo que está por venir, AGUA. El mercado somos todos, incluido gran parte de los chinos, los habitantes de la antigua URSS y los indios. Internet y las telecomunicaciones permiten ver y aspirar el deseo de consumo.
    Hasta ahora comíamos 4 por10 €. Ahora somos 16 y tenemos que ser solidarios. Los Chinos, Indios y Ex Soviéticos necesitan grano agua y petróleo. Los biocombustibles exigen grano y agua, mucha agua.
    ¿Podemos comprender ahora para qué fue George W. Bush por petróleo a Irak? ¿No nos distraemos en juzgar a los políticos como si fueran nosotros mismos? ¿No sabíamos que el desarrollo económico de nuestros vecinos pobres tiene un precio?
    Echo de menos a mi economista favorito: Alan Greenspan

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