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El bien y el mal del referendo

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Miguel Molina | 2008-05-29, 7:15

3005bolivia440ap.jpgHay en Bolivia y hubo en Venezuela. En México -que debate el futuro y el pasado de la industria petrolera nacional- no hay una figura legal que lo dice que la ley no contempla tal cosa. El gobierno británico se niega a celebrar uno sobre la Unión Europea.

Los tailandeses piensan hacer uno para reformar la constitución y los birmanos hicieron uno para seguir en el poder cuando medio país todavía estaba bajo las aguas. En Estados Unidos hay uno al día sobre cualquier cosa, o al menos eso parece. En Suiza son parte de la vida ciudadana.

Uno, curioso, busca y encuentra el bien y el mal de los plebiscitos.

La Real Academia define el referendo o el plebiscito como una consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales o cualquier otra inquietud de la cosa pública.

Visto desde otro ángulo un referendo es un procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación se propone.

Originalmente era una ley que la plebe de Roma establecía separadamente de las clases superiores de la república, a propuesta de su tribuno. Por algún tiempo obligaba solamente a los plebeyos, y después fue obligatoria para todo el pueblo.

Pero siempre fue un complemento del principio de orden conforme al cual se constituye y se desenvuelve la voluntad de un Estado.

La relación entre las partes de un Estado necesita ser hasta cierto punto inmutable.

El contrato constitucional necesita la unanimidad para conformarse, y de la misma manera necesita la unanimidad para modificarse.

Y ahí aparecen los referendos.

Plebiscitos que sí y plebiscitos que no

Todos sabemos que el de Bolivia va a determinar si Evo Morales tiene razón y sigue siendo presidente de un país que hasta ahora parece profundamente dividido. Pocos jefes de Estado se han sometido de manera tan abierta a la voluntad de la nación.

El mismo ejercicio -en otras circunstancias- se hizo en Venezuela quién sabe cuántas veces, y quién sabe cuántas veces tuvo la misma vigilancia internacional y el mismo resultado doméstico. Pese a las críticas dentro y fuera, Hugo Chávez ha ganado las elecciones que lo tienen en el poder.

En ambos casos parece haber un eco de la escuela política que define la democracia como cualquier proceso en el que gana el candidato de uno. Pero en ambos casos se ignora que el destino de los pueblos es equivocarse. El clásico dice que el pueblo manda aunque se equivoque, y si se equivoca vuelve a mandar.

En el caso de México, precisiones constitucionales excluyen el plebiscito como forma de consulta de la voluntad popular, que en la última elección presidencial enfrentó a la mitad de los votantes del país con la otra mitad.

Uno asiste al espectáculo de un país que parece debatir el futuro de la importante industria petrolera pero está dividido por la política clientelista de sus partidos y acorralado por la violencia y la impunidad de los narcotraficantes. Y no tiene el recurso de que los mexicanos decidan qué quieren hacer.

Hay plebiscitos que sí y plebiscitos que no.


Todos y ninguno

Los británicos, confundidos por los vaivenes del gobierno de Gordon Brown, siguen sin saber qué pensar de la relación del reino con Europa, y siguen esperando un referéndo que tal vez no se producirá jamás.

Los tailandeses, en cambio, tendrán un plebiscito sobre la constitución, que suspendió una junta militar hace dos años; la presión internacional obligó a los golpistas a enmendar y dejó un lío legal que ahora, al parecer, trata de arreglar el gobierno de Samak Sundaravej, quien fue un famoso cocinero antes de ser primer ministro y seguirá siéndolo cuando deje la política.

La junta militar de Birmania celebró un plebiscito semejante cuando los birmanos no estaban para celebraciones, en un ejercicio de recursos económicos y humanos que podían haberse destinado a la ayuda de miles, de decenas de miles, de cientos de miles. La propuesta oficial ganó con casi cien por ciento de los votos en los lugares donde se pudo votar.

En Estados Unidos, el referéndo es un mecanismo legal al que todos tienen derecho y pronto acceso. Un ejemplo extremo es el de Gray Davis, quien gobernó California poco menos de mil quinientos días y dejó el cargo a Arnold Schwarzenegger cuando un plebiscito lo obligó a renunciar.

En Suiza es algo común. Quienes viven en un lugar -caserío, pueblo, ciudad, cantón- deciden por mayoría qué hacer en un caso o en otro y no se complican la vida. El colectivo es cómodo y resuelve más problemas de los que causa.

Son plebiscitos de todos y de ninguno.


Colofón con cita

Bastan estos apresurados ejemplos de procesos de consulta popular para que uno se de cuenta de la extrema compejidad del trabajo de hacer lo que los demás quieren, y de la manifiesta inexactitud de las herramientas con las que se mide la opinión colectiva.

El plebiscito es la forma más rudimentaria de la democracia, y quizá por eso la más útil. Pero no es necesariamente la mejor ni es infalible porque toda consulta popular está hecha de palabras que pueden significar otra cosa o ninguna.

Y las consecuencias pueden ser serias.

El semiclásico cita el ejemplo del referéndo en que la plebe eligió a quien debían crucificar. Pero esos son los riesgos del referéndo.

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 05:26 PM del 02 Jun 2008, Alfredo Galarraga ó:

    Es una herramienta democratica valida siempre y cuando no se haga uso y abuso de ella de manera recurrente y manipuladora. En el caso de Bolivia y Venezuela, han sido necesarias poque las circunstancias así lo ameritaban.

  • 2. A las 03:40 PM del 06 Jun 2008, Diego Belfort ó:

    El referéndum es muestra de que una sociedad están en democracia y cuando así lo ameritan las condiciones socio políticas y económicas. Una consulta popular se debe realizar en todo proceso democrático, sabiendo que existe siempre una parte de la población que quiere lo contrario, pero existen las urnas para seguir con el manejo de lo que quiera la mayoría.
    En el caso de Bolivia, existe una urgente necesidad, ya que el manejo económico del estado está en un punto tan bajo que ya no puede manejar la inflación, y que deja más pobres a los más pobres. Esta mano invisible (la inflación) está haciendo desastres en Bolivia.
    Por lo tanto cuando una sociedad pide referéndum es que no está conforme con algo y ese algo puede estar haciendo daño al País.

  • 3. A las 04:38 AM del 07 Jun 2008, José García ó:

    Muy interesante su opinión, sin embargo sólo para su información, la frase con la que cierra su escrito es errada, la crucificción de Jesús no fue tomada por un referendúm o un plebiscito, se trata de un mecanismo de apelación de una desición judicial, denominada provocatio ad populum y en el caso de jesús, el juicio se desarrolla conforme a las leyes judias-la sentencia en cambio romana y la apelación es sometida al pueblo, si le interesa mi opinión opino, que siempre se me consulte como parte integrante del pueblo, no importa que nos equivoquemos como colectivo, siempre hay que participar para incidir, la república somos todos.

  • 4. A las 07:58 PM del 10 Jun 2008, Antonio Chipana ó:

    Como ciudadano común y corriente, pienso que el referéndum es la mejor forma de aprobar o desaprobar una política socioeconómica en la que uno esta inmerso. El sexto poder hace uso y abuso de la información manipulando este de acuerdo a intereses sectarios. Me siento conforme con esta opción que lleva adelante el gobierno de Bolivia ya que otra salida seria las armas entre hermanos.

  • 5. A las 10:14 PM del 11 Jun 2008, Hugo Sosa ó:

    En el caso de Mèxico el hecho que no exista un ordenamiento que lo contemple específicamente, no significa que no se pueda usar al referendo para expresar la voluntad del pueblo. Y si consideramos la manga ancha que tienen los gobernantes en este país para manipular las leyes y la justicia, el referendo se convierte en una arma de defensa o control en contra de los despropósitos gubernamentales. Lopez Portillo nunca declaró en su campaña política para ser presidente que tuviera entre sus posibles planes nacionalizar la banca y luego al estar en el poder, ante su propia ineficiencia y por su única voluntad, la expropió. Salinas de Gortari en su campaña nunca dijo que pensara vender la banca junto con todo lo que estuviera en manos del gobierno y fuera vendible, Y al llegar al poder solo le faltó vender el Museo de Antropología ... sin que hasta este momento se sepa donde quedó todo el dinero producto de esa gran oferta. Calderón en su campaña nunca dijo que quisiera abrir a la inversión extranjera casi todo el sector petrolero y dejar a Pemex solo dueño de su chatarra y de su corrupto sindicato, pero ahora ...
    Entonces, si las autoridades toman acciones trascendentes de gobierno, que nunca externaron que iban a tomar al momento de su campaña para ser elegidos, entonces es obligado y de justicia conocer el parecer popular, mediante el referendo, frente a esas medidas que nunca fueron parte de algún plan de gobierno que se planteara a la gente común, en su decisión para elegir a sus gobernantes.
    Por otra parte, en México no es la mitad de la población contra la otra mitad, como se señala en este blog. Calderon y López Obrador obtuvieron alrededor del 35% de los votos cada uno. Queda un 30 % que optó por otras alternativas. Si agregamos a los que se abstuvieron de votar, alrededor del 40%, entonces tenemos que la gran mayoría de los mexicanos en edad de votar no son parte de esa disputa. Esto le dá todavìa mas valor a un necesario referendo de las acciones importantes que quiera hacer el actual gobierno mexicano.
    Y aqui surge algo interesante, más ahora con el reciente estudio que asegura que con solo el 50% de las actas del las casillas de la votación del 2006, se devela que por las inconsistencias encontradas en esa revisión, que superan por el doble la diferencia de votos entre Calderon y Lopez Obrador, es imposible de saber realmente quien ganó en esa jornada electoral. Si las elecciones del 2006 hubieran sido canceladas, la necesidad de nuevas elecciones habrían aportado un presidente con mayor legitimidad gracias a unas elecciones mas vigiladas y limpias, supuestamente, pero también hubieran servido de segunda vuelta, ya que los que antes no votaron por PAN o PRD, ahora podrìan pensar en optar por alguno de ellos, considerando que la primera opción que tomaron ahora no tendría futuro, sobre todo los que habrían votado por el PRI en la primera oportunidad. Y los que se habían abstenido ahora tendrían la oportunidad de actuar votando y evitarnos el caos al que nos ha llevado la debilidad del actual gobierno, la oposición a ultranza del PRD y la descarada actitud oportunista del PRI
    Pero se prefirió dejar todo como estaba, "aiga sido como aiga sido ..."

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