El dilema de las fuentes oficiales
Esta mañana uno de nuestros editores, Hernando Álvarez, recordaba una ocasión en la que un ministro del interior de un país latinoamericano abandonó nuestro estudio dando un fuerte portazo porque no le gustaron las preguntas que se le hicieron. Le había parecido que estábamos cuestionado gratuitamente sus planteamientos políticos.
Aquella vez yo traté de explicarle al Ministro que nuestro deber, como servicio público, es informarnos en detalle antes de la entrevista, de manera que durante la misma podamos representar en todo momento al oyente o lector para tratar de llegar al fondo de cualquier asunto planteado.
Eso muchas veces significa que tenemos la obligación de cuestionar algunas afirmaciones que nos puedan parecer parciales o incluso, en ocasiones, falsas.
Aquella vez, mi explicación le gustó al Ministro tanto como las preguntas y se fue apresuradamente.
No fue esa la primera ni será la última vez que nos ocurra algo similar, ya sea en torno a una entrevista o a alguna cobertura noticiosa especial.
Nuestro trabajo implica, por definición, exponer realidades que en ocasiones no van a ser del agrado de quienes son responsables de resolverlas. Y las consecuencias no terminan con el "portazo". Meses y hasta años después, podemos pedir entrevistas con un presidente o un ministro del mismo gobierno y, o no recibir respuesta, o leer un rechazo monosilábico a nuestro pedido.
Lo curioso es que lo que más recuerda cualquier periodista no es al político que se fue o a la entrevista que no se dio. Todo lo contrario.
Los periodistas -y a juzgar por lo que nos dicen los lectores, ellos también- recordamos más (con una mezcla de rabia y admiración) al político bien preparado que logra esquivar o responder a nuestras preguntas con la habilidad que muestra en la cancha de fútbol un Cristiano Ronaldo.
Esas son las entrevistas que comentan los periodistas, los oyentes y los lectores.
Recuerdo una, en particular, con quien entonces era un polémico candidato a la presidencia y hoy es presidente de un país hermano.
Sin problema alguno se lanzó al aire, en vivo, a enfrentar preguntas fuertes, incisivas. Con una mezcla de seriedad, seguridad y sentido del humor, convenció a nuestros oyentes, sin mayores dificultades, de que él era el justo y el sensato y nosotros una punta de pesados. Salió de aquí con una amplia sonrisa en los labios y nos dejó admirándolo a regañadientes.
Pero no todo el mundo tiene esa confianza en sus propias habilidades y es ahí donde surge el dilema: si queremos más entrevistas con presidentes y ministros habría que recibirlos con preguntas insulsas dirigidas a resaltar sus éxitos y limitar nuestra cobertura de sus países a las iniciativas más admirables.
El problema es que entonces no seríamos la 鶹ҳ. Ni modo. Tenemos que aceptar que a veces no nos van a contestar las solicitudes ni nos van a conceder las entrevistas.
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¡La 鶹ҳ rulea!
JAJA Muy bueno el blog. Hay quienes dicen que periodista tiene que ser oposición a cualquier gobierno de turno. Así es fácil, pues no hay nada más sencillo que criticar y si es a un gobierno con las miles de cosas que tiene que resolver, pues más fácil aún. Está bien, busquen sus fuentes y sigan siendo 鶹ҳ, eso está muy bien. Lo malo es cuando descaradamente se convierten en actores políticos a favor de un bando. Allí si justifico el trato duro como se le trata al político de la acera del frente. No se puede responder al plomo con flores en política...
me gusta de manera general la manera en que la bbc informa, pero con relacion al al tema de ""DE FUENTE OFICIAL"" todo son dudas. opino que en el caso de funcionarios del gobierno electos o no deben someterse de manera obligatoraia al escrutinio de la prensa (recordemos que los funcionarios del gobierno son empleados de los ciudadanos ?? es asi: si o no)si es asi no tienen derecho a negarse a contestar las preguntas que respetuosamente les haga la prensa.
Rene
Existen algunos periodistas en televisión mexicana muy carentes de tacto, recuerdo a uno que pregunto a un legendario cantante frontalmente que confesara su sexualidad, y otro de un programa matutino que acorralaba agresivamente a sus entrevistados cuando eran enemigos de la televisora, aunque suene ironico Brozo en sus buenos tiempos era un gran entrevistador y lograba que le contestaran lo que el queria de un buen modo, Aristegui tambien tiene buenas entrevistas. Por lo general el publico agradece que el entrevistador no tome postura facial de perro al ataque a la hora de entrevistar a alguien.
Primero recordemos el caso más enigmático descubierto gracias al periodismo: watergate. Y luego convengamos que en sudamérica especialmente hay gobernantes que pregonan la libertad pero para quienes piensan como ellos. Me gusta que la prensa incomode a quien tiene poder.
los funcionarios deben responder a cualquier tipo de pregunta que les haga la prensa, exceptuando temas de intimidad, ellos deben saber que al intervenir en politica son cosa publica,
En paises de mala muerte no es raro que un ministro o un personaje de alto rango haga amparecer como Mar de la Felicidad lo quue no es más que un vulgar Mar de Mendicidad. Eso mas bien está a la órden del día, sino arriesga perder el jugoso cargo.
De ahí que cualquier pregunta "inocente" incomode y exaspere al interpelado defensor de la causa engañosa.
Saludos.