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Las misteriosas muertes de Guatemala

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Miguel Molina | 2008-07-18, 16:01

080718asesinatos1.jpgLa guerra terminó en Centroamérica hace tres lustros. Durante esa mala hora que duró años murieron o desaparecieron decenas o centenares de miles de personas y se abrieron grietas irreparables entre quienes el destino obligó a compartir una historia y un territorio. Pero llegó el momento en que todos pensamos que la cosa había terminado.

Y seguimos pensando que mucho había cambiado, pese a la inquietante certeza de que en varios países la violencia tenía otro nombre y otro rostro hasta que nos sorprendió el lunes triste del veinte de febrero del año pasado.

La policía de Guatemala encontró ese día los cadáveres calcinados de los diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y José Ramón González, y del chofer que por desgracia los acompañaba cuando los mataron. .

Los muertos eran militantes de la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Uno de ellos era hijo de Roberto D'Aubuisson (vinculado al asesinato del Arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero, y presunto líder de escuadrones de la muerte durante la guerra civil).

No dijeron nada pero pensaron mucho

Unos, como Edmundo Urrutia, quien era embajador de Guatemala en el Reino Unido en esos tiempos, especuló que podía tratarse de un crimen político, y hubo quienes lo entendieron así dado el vínculo ideológico entre las víctimas. Hubo quienes señalaron que todo parecía una venganza del narcotráfico o de organizaciones de delincuentes.

Otros no dijeron nada pero pensaron mucho, aunque no hayan tenido tiempo. El jueves, tres días después del hallazgo de los cadáveres, las autoridades detuvieron a cuatro agentes de la Policía Nacional Civil y anunciaron que buscaban a otros cómplices.

El entonces Jefe de la Policía Nacional Civil, Erwin Sperisen, declaró a 鶹ҳ Mundo que los agentes detenidos habían aceptado su culpa y habían dicho que estaban dispuestos a revelar quién había ordenado los asesinatos de los legisladores.

Pero , ni se conoció la identidad de sus jefes porque un comando paramilitar o grupo de pandilleros de la Mara Salvatrucha -según la versión que uno prefiera creer- los degolló y los remató a tiros el domingo en una cárcel de alta seguridad. Dicen que encontraron treinta y dos casquillos de bala en la escena.

, y poco después dimitió el ministro del Interior Carlos Vielmann. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) fue invitado a colaborar en la investigación.

Ocho muertos y un año después

Ocho muertos y un año después, el fiscal Carlos Martínez se levantó temprano un lunes de julio porque iba a entregar resultados de sus investigaciones al jefe de la Unidad del Ministerio Público para Investigaciones Contra la Vida.

Antes de que amaneciera, un grupo de hombres armados lo interceptó y lo mató a balazos. Martínez estaba encargado de redactar el recurso de inconformidad ante una decisión judicial que dejaba en libertad a quienes asesinaron a los agentes en la cárcel.

Y ya van nueve muertos en circunstancias misteriosas. Tal vez el número no significa mucho en una parte del mundo notoria por la violencia, pero significa mucho por la violencia con que se han cometido y por la forma en que se han perpetrado.

Hasta donde se sabe, ni las autoridades guatemaltecas -que no pudieron o no pensaron en proteger a los policías asesinos- ni el FBI ni nadie ha logrado averiguar qué pasó, y eso dice mucho sobre la (in)capacidad del Estado centroamericano y de sus aliados para proteger a quienes viven en él.

Pero esta cadena de asesinatos dice más sobre la impunidad de los grupos armados que quedaron de la antigua contra de Nicaragua y los escuadrones de la muertes de El Salvador y la propia Guatemala que operan en la zona con las armas que envió el gobierno de Ronald Reagan hace una generación.

Lo más probable es que nunca se sepa quién ordenó los asesinatos de los diputados y después el de los policías, y quién sabe si más tarde el de los pandilleros que mataron a los policías.

Pero mientras haya quien recuerde habrá quien siga preguntando por qué, para qué, y con la ayuda de quién perdieron la vida todas estas personas.

Y como pasa con los misterios, uno seguirá pensando que en estos tiempos en que nadie sabe nada cualquier cosa es posible y cualquier respuesta es suficiente.

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 04:49 AM del 20 Jul 2008, JUAN ó:

    CONSIDERO QUE LAS ERIDAS NO AN SIDO SANADAS QUE DA MUCHO DOLOR POR LO QUE PASO VIENDO LA FORMA COMO FUERON RELIZADOS LOS OMICIDIOS O UNA ESPECIE DE AJUSTE DE CUENTAS SOLO QUE DA DESIR QUE HAY MUCHO DOLOR O RABIA

  • 2. A las 10:20 AM del 21 Jul 2008, Miguel Molina ó:

    Aclaración necesaria:

    He recibido comentarios sobre este blog, pero no se han publicado porque contienen elementos de difamación.

    Entre los más recientes se habla de un conocido empresario mexicano, y de las presuntas relaciones entre el narcotráfico y los políticos. Pero no son los únicos comentarios que confunden presunciones y rumores con hechos.

    Uno de los principios editoriales de la 鶹ҳ es no publicar datos, comentarios o información que no tengan sustento en la realidad. El hecho de que muchas personas piensen que algo es cierto porque otros hayan opinado lo mismo no significa que los suyos sean puntos de vista basados en hechos comprobables.

    En los casos que se mencionan, no hay nada que pruebe que la fortuna que hizo el empresario al se refiere el comentario al que me refiero tenga orígenes ilegales ni que en cualquier otro país se castigaria con cárcel su negocio; y las relaciones entre narcotráfico y política pueden ser concretas en situaciones específicas, pero no se puede afirmar que todos los políticos estén implicados en actividades ilegales aunque así parezca o así se crea.

    Otros lectores, por razones que ignoro, prefieren pensar que sólo se publican comentarios anti esto o pro lo otro, y recurren a la descalificación del columnista o bloguero tal vez porque es lo más fácil.

    Y hay quienes -también por razones que ignoro- escriben sus comentarios con mayúsculas, que además de hacer difícil la lectura equivalen -en la etiqueta de internet- a gritar.

    Ni unos ni otros contribuyen al debate de las ideas, ni aportan al encuentro de reflexiones que tratamos de hacer en 鶹ҳ Mundo, aunque se agradece su voluntad de hacerlo.

    Gracias,

    Miguel Molina

  • 3. A las 03:25 PM del 22 Jul 2008, julio raul ó:

    Saludos,nosotros el pueblo, desconocemos muchas cosas de la gente de arriba en la politica de nuestros pueblos, no juguemos con lo que no sabemos, la informacion es poder y estan escondiendo muchas cosas que creo que algunos medios de informacion han de saber.

  • 4. A las 01:44 AM del 24 Jul 2008, jose manuel espinosa de los monteros perez ó:

    Gracias por el comentario y por la mala hora
    Entrando en pista contigo y con Gabo:
    “La Guerra terminó en Centroamérica hace cinco lustros. Durante esa mala hora que duró años murieron y desaparecieron decenas o centenas de miles de personas, y se abrieron grietas irreparables entre quienes el destino obligó a compartir una historia y un territorio. Pero llegó el momento en que pensamos que todo había terminado.”
    Pero “La Mala Hora” de Gabriel García Márquez relata cómo tras la guerra, se suceden una serie de provocaciones de los gobernantes hacia los adversarios derrotados. Por otro lado acontece un asesinato a raíz de un pasquín colgado en la puerta de un agraviado que se convierte en asesino. Aunque los pasquines parecen una tontería denuncian verdades, pero también engaños, mentiras y sobre todo violencia encubierta.
    Ya en la realidad o en el realismo mágico, uno realmente ya no sabe, te enteras que uno era hijo de un padre al que se le atribuye la creación de escuadrones de la muerte; a los otros dos no los conocía. Y respecto el chofer, cualquier tribulación podría recaer sobre él para disculpar a aquellos adversarios del padre del hijo asesinado, aunque la afrenta podía ser contra el propio chofer de cuyo asesino nadie iba a sospechar. Lo único cierto es que por matar a uno o a tres, asesinaron a los cuatro, a los ocho y finalmente a los nueve.
    Tras las guerras civiles ganadas o acabadas con acuerdos de paz obligados porque ninguno podían ganar, los soldados y guerrilleros vuelven a casa y se encuentran con que los que se quedaron, o fueron masacrados o diezmados. Y te enteras de que tu vecino, que también vuelve de la guerra, participó, o dicen que participó, en esa u otra masacre. Entonces ocurre que te matan a ti porque de ti decían lo mismo. Pero antes de morir, le contaste tus sospechas a alguien que durante años guardó silencio hasta que un día por alguna razón que nada tenía que ver contigo, no aguantó más y se lo contó a alguien que mató a ese que participó o que dijeron que había participado en aquella masacre.
    Y sucede para que nos demos cuenta que tras las guerras, los corazones, hartos de sufrir, dejan de sentir para conocer el hielo y la soledad. Y lo que antes estaba mal, ahora está peor y da igual. Pero de repente, el demonio despierta el odio y cuelga un pasquín en la puerta de otro para que venga un tercero y lo mate. Y aparece otro pasquín acusando del asesinato a una familia de cuatro hermanos que lógicamente también mueren. Suma y sigue.
    Pero siempre ocurre donde se abren agujeros espontáneos en el suelo, los policías son asesinos y asesinados, los pasquines son más importante que el telégrafo y el Realismo Mágico de GGM no es mágico sino que es la forma en que acontecen las cosas en aquellas latitudes. Por eso no me extrañaría que aparezca la Peste Del Olvido Disfrazada para que resuelva los problemas de orden y de desigualdad social y para que nos demos cuenta de que los asesinos no suelen ser los que disparan.

  • 5. A las 08:22 PM del 24 Jul 2008, beky ó:

    Lástimosamente ni salvadoreños ni guatemaltecos sabremos la verdad sobre este hecho. Todos los involucrados han sido siendo eliminados: testigos, hechores policías, fiscales.

  • 6. A las 05:37 PM del 01 Ago 2008, Gloria Morales ó:

    Esta cuestiòn de los diputados salvadoreño no es màs que un ajuste de cuentas entre los narcotraficantes. Hay muchas razones y evidencias que lo demuestran, lo que pasa es que ahora en Guatemala tienen que darse las desapariciones de los que han estado involucrados. Y eso trae una gran secuela de muertes, ahi està la alcaldesda de ese pueblito de Ocos en San Marcos, de dònde ahì tanta gente armado y manejando carros que solo los narcos usan.
    Da asco ver a este bello paìs convertido en un basurero con esa clase de gente sucia.

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