El mexicano que vino del frío
Hoy salimos de Seattle a las siete de la mañana. Teníamos por delante el resto del día, las montañas Cascades y un par de citas en Pasco, estado de Washington, con reporteros que quieren saber de este viaje.
Menos de una hora después de haber tomado la I-90 vimos la nieve. Fue muy bonito ver los pinos todavía cubiertos de blanco, con el cielo apenas nublado.
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Más adelante, sin embargo, dejó de importarnos la belleza del paisaje cuando empezamos a ver camioneros poniéndole cadenas a las ruedas de sus vehículos para no patinar en el asfalto helado.
A nuestro lado pasaban camionetas como la nuestra y carros más pequeños. Iban un poco más rapido que nosotros y sin cadenas. Eso nos tranquilizó un poco.
Las cosas empezaron a mejorar poco después de llegar al punto más alto del paso montañoso. Cuando paramos en Easton, todavía había nieve pero se podía manejar mejor.
En esta localidad de 550 habitantes al pie de la montaña nos encontramos a Miguel, un mexicano, plomero de profesión, que trabaja en una empresa de calefacción de la zona.
Sonriendo junto a su "troca" (camioneta) y con los copos de nieve cayéndole en la cabeza descubierta, Miguel asegura que en este lugar "hay más de 50 hispanos, casi todos de México".
La única empleada de la oficina postal del lugar nos explica que no habla español, pero que cree que hay unos 35 hispanoablantes en el área que corresponde a ese código postal, el 96925.
Terminamos de bajar la montaña y en Pasco conocimos a Kenia, una mexicana de 24 años que vende alimentos en un mercado de pulgas de la ciudad.
Mientras nos comíamos un elote (mazorca de maíz tierno) con mayonesa queso y chile, cortesía de la casa, Kenia nos contó cómo a una familiar la sacaron de adentro de su casa porque no tenía papeles.
"Seis meses estuvo presa en Tacoma (cerca de Seattle). Salió bajo fianza, pero tiene que arreglar los papeles antes de abril", nos explica.
Mientras hablamos, se acerca Peggy, una de las administradoras del mercado. Le pregunto cómo se siente por el hecho de que hay tanta gente que habla español en Pasco.
"Eso es problema de ellos", me contestó.
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